un diario posible

martes, 10 de marzo de 2009


El edificio que veo desde mi ventana creció dos pisos más desde la última vez que hablé de él. Ese es uno de los rollos que tengo con mi viejo y con los ingenieros en general. ¡Su trabajo es tan concreto! Mi trabajo es invisible. Tal vez como hobbie tenga que tejer un pulover, algo que se vea.

5 comentarios:

Ana Miravalles on 13 de marzo de 2009, 7:59 dijo...

Tu viejo, hileras de ladrillos,que resultan en paredes; vos, hileras de puntos que resultan en tejidos: si creyéramos en estas cosas, (y es, aunque sea, divertido), lo llevan en el apellido, murari, murario, muro.Y respecto de lo "invisible", depende con cuáles ojos mires.

Natalia Martirena on 13 de marzo de 2009, 8:17 dijo...

invisible la pindonga! si las palabras son como flechas dice la Sontag. A tirar flechas al edificio!!!

Ricardo de Armas on 18 de marzo de 2009, 17:56 dijo...

¡¡¡¡Invisible pero letal!!! Lo mismo pasa con loa sonidos y la música
De todas maneras y si queres tejer, te comento que me hace falta un buen pulover para este invierno.
Besos.

Eva on 18 de marzo de 2009, 23:26 dijo...

Danza, poesía, música: arquitectura
cada vez más sutil.
Habitamos espacios hechos de sonido y de luz. Las palabras a veces también abrigan. Gracias Ana, Natalia y Ricardo por ayudarme a pensar estas cosas.

Ricardo de Armas on 19 de marzo de 2009, 19:15 dijo...

Es verdad, las paderes son concretas pero no tienen el nivel de semanticidad, significación, representación, abstracción y ambivalencia que si tienen las palabras.