un diario posible

jueves, 26 de marzo de 2009


Cuando era chica había cosas que no sabía si las había vivido o soñado. Ahora todavía los sueños son algo concreto al despertarme y niebla segundos después.
Podría leer nuevamente casi todas las novelas que leí: mientras las leo vivo ahí adentro; pasado el tiempo me quedan algunas sensaciones muy concretas pero siempre me olvido el final. Las caras, los perfumes, los gustos, los olvido hasta que vuelven a aparecer, hasta que llenan esa huella que me había quedado. La música a veces se me pega y suena para mí días enteros. Me acuerdo de muchos versos, de muchas letras de canciones: mi memoria construye edificios con ladrillos dudosos.

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