un diario posible

martes, 28 de abril de 2009


Hoy mientras caminaba en la cinta vi pasar por la vereda a Luis Sagasti y Andrés Farías, y cuando me saludaron sentí como si fuera un hamster en mi ruedita que los saludara desde el vidrio de mi jaula. Otra de las humillaciones de ir a un gimnasio en el barrio. Por lo menos espero ser una diosa en septiembre. En realidad hago esto por una sola razón, o tal vez dos...

1 comentarios:

Marina Yuszczuk on 2 de mayo de 2009, 14:43 dijo...

Jajaja, genia! Frente a los que consideramos intelectuales, siempre quisiéramos ser puro cerebro, pero qué va a ser. Por eso nunca elegiría un gimnasio con vidriera. Un beso grande, Eva. :)