viernes, 21 de agosto de 2009
Es el amanecer, el amanecer lila y gris. El lucero entre las torres de la catedral. Los árboles negros, la cúpula de la municipalidad, los edificios recortados en el cielo. Luces blancas, irreales desde las paredes de la Bolsa, desde los cajeros automáticos. Paso rápido, miro furtivamente las vidrieras oscuras; los maniquíes se ven lejanos, como sorprendidos de entrecasa por una mirada indiscreta a través de cortinas mal cerradas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
que lindo!
Publicar un comentario