Ahora sí llueve bien fuerte, y abro la ventana para que se refresque la casa, para que entre como un rocío y el perfume de la lluvia. Es un acontecimiento la lluvia, algo que nos cansamos de pedir y ahora llega como un alivio, como una fuente de felicidad. Pero ni siquiera pensando "esto le va a hacer bien al campo"; nuestra parte animal, vegetal, se alegra. A la tarde cuando se insinuó la lluvia, en el recreo y con el sol, los chicos salieron al patio a mojarse, a saltar en los charcos incipientes. Jugaban a gritar como si los truenos los asustasen. Y era una fiesta de la que volvieron con el pelo, con los guardapolvos empapados.
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4 comentarios:
nuestra parte vegetal...qué lindo...me voy pensando en eso
besos!!
despues de escribir "savia" medio que me mimetice, jajaja
besos!!!
qué lindo!
qué llueva! qué llueva!
(qué bueno que subiste lo que escribiste cuando viniste a sierra, es hermoso!, y te recuerdo leyendo en la cocina de casa en voz alta)
abrazo!
Natalia:
fue muy lindo ese viaje, ya se que te plomee dias y dias con esa frase, pero no sabés como lo necesitaba...
un abrazo
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