un diario posible

miércoles, 25 de abril de 2012


Es una tarde gris y lluviosa, de las primeras tardes frías del otoño. Es uno de esos días en los que tengo ganas de volver a casa, cambiar las botas por pantuflas de lana, servirme una copa de vino y poner un buen disco. Ahora estoy escuchando a Dinah Washington y Clifford Brown y me doy cuenta de que este es un regalo de Alejandro. El disco no es el regalo, el jazz es el regalo. Es una suerte encontrar amigos así, que te hacen regalos que te van a hacer feliz para toda la vida. 


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