Todavía conviven en el placard las soleras con los sweters, las sandalias con las botas. Sin embargo el verano se va, y aunque digan que el otoño es la mejor estación en Bahía Blanca, pienso en la playa cada vez más lejana, mientras mi piel va perdiendo el color y lo único que me queda es una tobillera atada de manera que si la saco la rompo para siempre.
domingo, 28 de marzo de 2010
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