A la noche salían los animales salvajes: los dragones, las tortugas gigantes, los gliptodontes. Yo me alejaba lentamente, pero cerca de las cascadas, entre las hojas oscuras, apareció el tigre. El tigre blanco, el tigre de nieve apoyó sus patas en mis hombros. Yo no tenía miedo, él me había dicho una palabra muy dulce que no recuerdo.
domingo, 19 de febrero de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
que hermoso sueño, sutilmente amoroso
Gracias Ana! Lo escribí porque es muy raro y muy hermoso enamorarse de un tigre.
hermoso sueño, bellamente narrado
Publicar un comentario