un diario posible: noviembre 2009

domingo, 29 de noviembre de 2009

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Volví a comprar libros y ahí me acordé de lo lindo que es tener libros nuevos. Libros bien encuadernados, cosidos y pegados. libros para abrir lento, tomar suavemente la punta superior derecha y acariciar la hoja. Golpear antes de entrar, pedir permiso y pasar.
Tengo muchos libros en casa, y algunos pasaron por experiencias horribles: un día se cayó agua de las plantas que están arriba de la biblioteca. Corrí a rescatarlos, pero ya se habían mojado. Hay un libro azul con un corazón rojo en la tapa, un libro de poemas que mis alumnas adoran. Es bastante nuevo, pero ya tiene dedos marcados y alguna manchita. Pero está contento porque lo leen muchas veces, y se lo leen en voz alta a las amigas, y copian algunos versos en un cuaderno con letra linda y biromes o fibras de colores, y seguro que se acuerdan del novio o de algún chico que les gusta. Hay otros que pasaron por muchas manos, que estuvieron en muchas camas. No puedo saberlo y, discreta, no pregunto.
En las bibliotecas públicas, en las librerías, en la casa de la gente que tiene más respeto, cada libro vive junto a su familia en un barrio aparte, con los de su misma clase. Cuando vuelven de la mesita de luz, de arriba del escritorio o de alguna mesa, o de la casa de algún amigo, vuelven a su casa, y su familia puede abrazarlos de nuevo. Mi biblioteca es precaria como un asentamiento: nadie sabe muy bien de dónde vino su vecino y su lugar no está guardado; el que se fue a Sevilla perdió su silla.





jueves, 19 de noviembre de 2009

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Y si... cedí a la tentación del segundo blog. Para separar del diario las cosas de la escuela, para pegar todo lo que me parezca que pueda servir, para pensar en voz alta. Pasen si quieren, ya hay tres posts!!!!!!!!!





martes, 17 de noviembre de 2009

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El viernes leí en la Alianza Francesa, el domingo que viene leo en el festival de poesía De Acá en Mar del Plata. Nunca me habían invitado antes a un festival, y creo que nunca tampoco había tenido dos lecturas tan seguidas. El viernes leí "Savia", un poema que empecé en el 2005, quedó en stand by durante bastante tiempo y corregí un poco este año a instancias de mi amigo Walter. A mucha gente le gustó, pero cuando Juan Sabattini (a quien no veía hace mucho tiempo) me dijo "eso ya lo leí" me dio un poquito de vergüenza. Me da un poquito de vergüenza no estar escribiendo casi nada y que me presenten como "escritora" o, aún peor, como "poeta".El tema de ser-no ser escritor es complicado: uno no se "recibe" de escritor en la Universidad, ni en la primera lectura pública que hace, ni siquiera cuando publica su primer libro.
W. H. Auden en La mano del teñidor dice algo que yo siento muy profundamente: "Ante el público, alguien es un poeta si escribió un buen poema. Ante sus propios ojos, un poeta sólo lo es cuando está corrigiendo la última version de un nuevo poema. Antes de eso sólo era un poeta en potencia; después es alguien que dejó de escribir poesía, tal vez para siempre." No es un párrafo muy alentador, pero desde la primera vez que lo leí sentí el alivio de que alguien había puesto en palabras lo que siempre sentí (y creo que fatalmente) seguiré sintiendo.





lunes, 16 de noviembre de 2009

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Ahora sí llueve bien fuerte, y abro la ventana para que se refresque la casa, para que entre como un rocío y el perfume de la lluvia. Es un acontecimiento la lluvia, algo que nos cansamos de pedir y ahora llega como un alivio, como una fuente de felicidad. Pero ni siquiera pensando "esto le va a hacer bien al campo"; nuestra parte animal, vegetal, se alegra. A la tarde cuando se insinuó la lluvia, en el recreo y con el sol, los chicos salieron al patio a mojarse, a saltar en los charcos incipientes. Jugaban a gritar como si los truenos los asustasen. Y era una fiesta de la que volvieron con el pelo, con los guardapolvos empapados.





domingo, 1 de noviembre de 2009

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Ya se terminó, pero igual, algunas cosas lindas de octubre:

1) Los jazmines del Cabo, del cielo, de leche y del país.
2) Bajar la ropa de verano del placard y ponerse un vestido y sandalias aunque después te mueras de frío.
3) Que nacieron Ana, Sandra, Lola, Guille, Anita y Jazmín.
4) Las primeras comuniones.
5) El perfume inquietante de los paraísos.